jueves, 2 de enero de 2014

Castillo Ciudadela de Jaca




También conocido como la ciudadela de Jaca, no es un castillo al uso tal y como podemos imaginarlo si pensamos en castillos medievales. El castillo de San Pedro fue construido entre finales del siglo XVI y mediados del siglo XVII, por lo que podemos considerarlo dentro de la edad moderna, periodo en el que se construye siguiendo las nuevas demandas de la arquitectura militar de la época, que proyectaba las construcciones hacia los avances de la artillería, predominando los muros más bajos y más gruesos que en la edad media, con emplazamientos específicos para cañones y otras bocas de fuego.

El castillo está situado en la ciudad de Jaca, Huesca, a escasos kilómetros de la frontera francesa, siendo ésta, en su día, la principal causa de que Felipe II ordenara su construcción al ingeniero militar Tiburzio Spannocchi, que comenzó con las obras en el año 1592.

En pleno periodo de las conocidas Guerras de Religión entre protestantes y católicos, los hugonotes, protestantes calvinistas franceses, presentaban una amenaza seria de invasión para el reino católico de Felipe II. Por otra parte, sumido el rey en estos conflictos, se produjo la fuga de prisión del que fue su secretario en la corte Antonio Pérez, encarcelado por deslealtad años antes y quien se sabía con ánimo de venganza. Cuando el rey supo de su huida a Francia y su alianza con los hugonotes ordenó la construcción del castillo como defensa de la zona ante la temida entrada del enemigo por los pirineos, siendo éste el origen histórico de la ciudadela de Jaca.

El castillo es una fortificación de planta pentagonal cuyos vértices, llamados baluartes, terminan en forma de flecha sobresaliendo de los muros para una mejor defensa de los mismos, contrarrestando así la menor altura de éstos respecto a los castillos medievales. 


Los cinco baluartes de la ciudadela reciben los nombres de Santa Bárbara, España, San Francisco, Santa Orosia y San Pedro y están comunicados entre sí por un camino llamado de ronda.

En cada uno de los baluartes existen tres garitas de vigilancia, una por vértice y dos casamatas, una por lado, donde se asentaban las piezas de artillería de gran calibre que defendían cada uno de los muros contiguos, con lo que quedaba defendido todo el perímetro. 

Baluarte con su garita de vigilancia

casamata

Otro elemento defensivo es, como en todos los castillos, el foso, de gran tamaño y que rodea por completo la construcción. Tiene una longitud de más de un kilómetro y, a pesar de lo que pueda imaginarse, nunca ha contenido agua. Su dificultad radica en una profundidad de más de cuatro metros que impedía la entrada de carros con artillería y demás elementos, así como dificultaba la entrada de hombres al castillo. Se puede acceder a él desde el interior de la fortaleza a través de tres puertas que fueron construidas para el acceso de jinetes a caballo en caso de necesidad de defensa.

foso

Actualmente, en el foso, habitan un numeroso grupo de ciervos,  cuya presencia allí se remonta a 1974 y que, desde entonces, se ha convertido en un reclamo turístico más para la visita del castillo.




La entrada al recinto se produce a través de un puente levadizo que conecta la puerta de arco de medio punto con un puente de piedra fijo que salva el foso. Sobre la puerta encontramos el escudo, también en piedra, de la Casa de Austria y una espadaña con una campana que servía para dar aviso a las tropas.

puerta de entrada

El mecanismo del puente levadizo se manejaba desde el túnel interior, también de medio punto, mediante un sistema de poleas accionadas por cadenas y contrapesos.

puente levadizo

sistema de poleas del puente levadizo

En ese túnel encontramos una sala que en su momento fue el cuerpo de guardia del castillo y que hoy está ambientado como tal, con réplicas de documentos, armas, escudos, trajes militares de las época y una foto aérea de la ciudadela.

cuerpo de guardia

Una vez atravesada la puerta del recinto nos encontramos de lleno con la amplitud del patio de armas. En él podemos ver los distintos edificios, de dos plantas cada uno con arquería, que lo bordean, que eran donde se realizaban los actos de la vida cotidiana. Originalmente el piso de la plaza era totalmente de tierra y los edificios estaban separados entre sí para evitar la propagación de posibles incendios.

plaza de armas

Entre estas dependencias podemos ver oficinas, almacenes, mazmorras o la capilla de San Pedro entre otras.

mazmorra


Capilla de San Pedro

















































En el año 1968 se realizó una remodelación de la plaza en la que se cambió el piso de tierra por los adoquines de piedra actuales y se colocó en el centro de ella una escultura de Felipe II, realizada por el soldado D. Ramón Casadevall, que se encontraba por entonces cumpliendo su servicio militar en la ciudadela y quien fue autor de otras obras importantes de la zona como la escultura de Ramiro I, situada en la propia ciudad de Jaca.

escultura de Felipe II
    
La capilla de San Pedro data de la segunda mitad siglo XVII y presenta una portada de  estilo barroco al igual que el altar del interior, donde podemos ver representada una imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada, patrona del arma de infantería, que fue realizada en 1985.

interior y retablo de la Capilla de San Pedro

Son de interés en el interior también la pila bautismal de estilo románico  y el sepulcro  del Maestre de Campo Juan de Velasco que fue el primer jefe del castillo hasta 1597.

Cabe destacar también la construcción de los polvorines. Ésta era una pieza esencial en los castillos pues debía de tener todo lo necesario para almacenar víveres y munición para resistir un asedio. El polvorín de la ciudadela de Jaca está construido con una piedra porosa que absorbe la humedad y mantiene constante la temperatura, condiciones esenciales para la pólvora.

entrada a los polvorines


interior de los polvorines


Como curiosidades de este castillo podemos destacar que fue utilizado como acuartelamiento militar en activo desde su construcción hasta prácticamente el siglo  XXI. En la actualidad alberga en su interior el Museo de Miniaturas Militares, con una de las colecciones más importantes del país.

Es curioso también el hecho de que esta fortificación fue construida como baluarte defensivo contra los franceses, pero la única vez que hubo acción bélica en ella, los moradores del mismo eran los franceses y los atacantes los españoles. En 1809 las tropas francesas de Napoleón, al mando del Mariscal Suchet, entraron en la península con la autorización de las autoridades españolas, con la excusa de invadir Portugal. Dado el escaso número de tropas españolas que defendían la ciudad, los franceses tomaron tanto Jaca como su castillo por sorpresa y sin grandes dificultades. Las tropas españolas, al mando del general Espoz y Mina, recuperaron el castillo durante la Guerra de Independencia  en 1814, tras dos meses de asedio.

Algo digno de ver en este castillo, más por el lugar que nos encontramos que por el hecho en sí, es la época de la berrea, donde los ciervos del foso comienzan allá por el mes de septiembre con sus costumbres de apareamiento, convirtiéndose por su sonoridad en otro de los reclamos de la fortaleza.

Para finalizar, llama la atención también, mirando el retablo de Nuestra Señora de la Inmaculada, de la capilla del castillo que, entre los varios ángeles de los que aparece rodeado, existen dos ángeles negros, hecho no muy habitual en la pintura eclesiástica. La explicación es tan simple como que el pintor del retablo de 1985, D. Juan Bautista Topete, coronel por aquel entonces de la fortaleza, era un gran amante de la música de Antonio Machín y quiso plasmar en su obra su afición musical haciendo referencia en la pintura a uno de los más importantes títulos del cantante, angelitos negros.

La ciudadela de Jaca es una de las mejores conservadas del mundo y, junto con su colección de miniaturas, es visita obligada en la zona que espero que os guste.



Podéis ver más imágenes en: Fotos de la Ciudadela de Jaca

Información actualizada de la Ciudadela de Jaca: Página Oficial




3 comentarios:

  1. Pues es justo lo que no tiene este castillo... almenas...

    ResponderEliminar
  2. Una buena alternativa visitar este castillo esos días en los que no se puede esquiar en las estaciones de los alrededores :)

    ResponderEliminar