sábado, 24 de septiembre de 2016

Castillo de Manzanares el Real

Castillo de Manzanares el Real

Castillo palaciego conocido como Castillo de los Mendoza, está situado en la localidad de Manzanares el Real, zona noroeste de Madrid, en la falda de la Sierra de Guadarrama, en una zona conocida por todos los montañeros como La Pedriza, en plena Cuenca Alta del Manzanares. A sus pies otro impresionante paraje natural, el embalse de Santillana, al cual vierten sus aguas varios ríos procedentes de la citada  Sierra y donde se regula el caudal el rio Manzanares, rio que en sus primeros pasos atraviesa el municipio.

Castillo con La Pedriza de fondo

Embalse de Santillana desde el castillo

La fecundidad y abundancia que el rio Manzanares ofrecía a las tierras de la zona, hizo que, durante el siglo XIII, tras la Reconquista, ésta fuera una zona de constantes litigios entre los señores que la habitaban, lo que llevó al rey Juan I de Castilla, en el siglo XIV, a ceder los terrenos a su mayordomo  Pedro González de Mendoza para su gestión y orden. Fue su hijo, Diego Hurtado de Mendoza, Almirante Mayor de Castilla, quien comenzó la construcción del primer castillo de la localidad, conocido como el castillo viejo. Posteriormente, el hijo de éste, Iñigo López de Mendoza, primer Marqués de Santillana, decidió a finales del siglo XV la construcción de un segundo castillo más grande y vistoso, acorde a la posición e influencia que adquiría la familia Mendoza en el plantel político de Castilla. Fue su hijo Diego Hurtado de Mendoza y Figueroa, a quien los Reyes Católicos concedieron el título de primer Duque del Infantado, quien comenzó en 1475 con las obras del mismo, muriendo sin ver el castillo acabado, haciéndose cargo de la finalización su primogénito, también de nombre Iñigo López de Mendoza, segundo Duque del Infantado, quien encargó el proyecto al francés Juan Guas, arquitecto de los Reyes Católicos, autor, entre otras obras, del Palacio del Infantado de Guadalajara o del Monasterio de los Reyes de Toledo.

El castillo de estilo gótico-isabelino se construyó, utilizando en gran parte materiales del castillo viejo, sobre una antigua ermita románico-mudéjar en honor a Santa María de la Nava, la cual se conserva adosada al castillo en estado ruinoso, aunque se puede observar perfectamente su composición y el papel que representaba como capilla dentro del castillo.

Su construcción se ideó inicialmente como un recinto militar defensivo, aunque dada la majestuosidad de sus detalles y la belleza de su entorno, pronto se convirtió en la residencia familiar de los Mendoza.

Torre del Homenaje

El castillo, construido por entero en piedra de granito, muy abundante en la comarca, es de doble recinto, con una zona de vida interior rodeada por otra defensiva, pudiéndose recorrer el camino entre palacio, murallas y adarve por su parte superior.

Camino por parte superior
Paso entre muralla defensiva y zona de vida

Presenta planta cuadrangular rematada en sus vértices por cuatro torres, tres circulares y la del homenaje de forma octogonal.

Torre del Homenaje de forma octogonal y una defensiva circular a su derecha

Está dispuesto en un sótano más seis alturas. La planta baja, entreplanta primera, planta principal, entreplanta segunda, galería alta y galería de cubiertas. Toda la construcción está rodeada por una barbacana, cuyas saeteras llevan esculpidas la cruz del Santo Sepulcro de Jerusalén, por el título que gozó Pedro González de Mendoza, conocido como el Cardenal Mendoza, hermano del primer Duque del Infantado, quien obtuvo de los Reyes Católicos en 1480 el título de Cardenal Presbítero de la Basílica de Santa Cruz de Jerusalén.

Saeteras

Saetera


El edificio central consta de un patio rectangular porticado y dos galerías sobre columnas octogonales, estando considerada la del primer piso como una de las galerías góticas más bellas de la arquitectura militar española. La parte residencial se organizó alrededor de este patio con lujosos salones.

Patio interior

Patio Interior

Las torres están almenadas y adornadas con las bolas típicas del estilo isabelino, bolas que encontramos en distintos puntos de la fachada, juntos con los escudos de las casas Mendoza, Luna y Enríquez y algún otro detalle de decoración gótica característico de las obras de Juan Guas.

Torre circular

La torre del homenaje, rematada en un torreón octogonal, también almenado y con la misma decoración, tiene acceso a una galería cubierta en su parte superior, adosada a la fachada, con arcos rebajados y ventanas góticas entre columnas ricamente decoradas, con unas vistas privilegiadas al embalse de Santillana. Esta galería se cierra alrededor del castillo con otra galería, descubierta en este caso, que accede a cada una de las otras tres torres, bordeando el castillo por su parte superior.

Galería cubierta

Galería descubierta












































Respecto a la iglesia de Santa María de la Nava, que, como dijimos antes, fue la base donde se adosaron a los muros del castillo, sirvió como capilla del mismo, aunque en su construcción original, en el siglo XIII, se concibiera como parroquia de la localidad. Es de estilo románico mudéjar y aunque se puede observar como era su composición, prácticamente se encuentra en estado de ruina. Se puede diferenciar la cabecera original con un ábside de semitambor de humilde mampostería y ladrillo y un tramo presbiterial abovedado con cañón apuntado.


Interior de la Iglesia de Santa María de la Nava


Para finalizar, hacer referencia a la puerta de acceso al recinto del castillo, en forma de arco y enmarcada por dos cubos y hacer referencia también a que el edificio tuvo foso pero que no se conserva.


Puerta de acceso


Como curiosidades de este castillo decir que, aunque, como hemos dicho, fue construido con intención de ser la residencia palaciega de la familia Mendoza, sólo tuvo tal función durante apenas un siglo, dado que con la muerte de Íñigo López de Mendoza y Pimentel, cuarto Duque del Infantado, el castillo dejó de estar habitado puesto que surgieron problemas económicos derivados de los pleitos por la herencia familiar.

También en el apartado de curiosidades de este castillo podemos decir que ha sido utilizado como escenario de películas como El Cid Campeador, Alejandro el Magno, la caída del Imperio Romano, el príncipe encadenado, el regreso de los mosqueteros o, más recientemente, el bola.

Actualmente el castillo sigue siendo propiedad del Ducado del Infantado, aunque su administración y uso corresponde a la Comunidad de Madrid y, aparte de tener en su interior el museo de los castillos españoles y una interesante colección de tapices, es utilizado para reuniones y convenciones, albergando el interior de sus salas entre 1982 y 1983 las negociaciones y firma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid.


Para finalizar, decir que, como todo buen castillo, existe un fantasma que lo recorre. Durante décadas y debido al estado ruinoso que adquirió el castillo hasta su reconstrucción actual, el fantasma de una mujer llamada Maricantina fue inventado por las madres del pueblo para asustar a los niños y evitar que jugaran en su interior. Leyenda o realidad?






Podéis ver más imágenes en: Fotos del Castillo de Manzanres el Real


Información actualizada del Castillo de Manzanares el Real: Pagina oficial del Ayuntamiento de Manzanares el Real

lunes, 27 de julio de 2015

Castillo de Vimianzo



Castillo de Vimianzo

Situado en la localidad de Vimianzo, La Coruña, es uno de los castillos mejor conservados de Galicia. Durante su historia ha sido sometido a numerosas modificaciones y reformas, hecho por el cual sus características arquitectónicas hacen difícil precisar su fecha de construcción, aunque diversos documentos parecen datarlo entre finales del siglo XII y principios del XIII.

Vista aérea

También conocido como Torres de Martelo, fue mandado construir por los Mariño de Lobeira, familia gallega cuyo linaje fue muy importante entre la nobleza local de la época. De su construcción original apenas quedan restos. En la década de los ochenta, unos estudios arquitectónicos revelaron ciertos vestigios de esta construcción primitiva, pudiéndose apreciar los cimientos de una gran torre y un horno de pan en lo que hoy es el patio de armas.

Construcción Primiva

Quizá por su situación cercana a la costa, lo que le hacía un sitio estratégico para el control de las rutas comerciales del Atlántico y el mercado del pescado y la sal, el castillo ha sido testigo durante su historia de toda clase de enfrentamientos y revueltas entre la iglesia, la nobleza, los señores de la zona y el campesinado, de ahí que su propiedad haya cambiado de manos varias veces durante todo este tiempo.

En 1348 el rey Alfonso XI confiscó, por desobediencia y traición a la corona, los bienes, entre ellos el castillo de Vimianzo,  de Roi Soga Mariño de Lobeira, quien fue ajusticiado y degollado en Noia. Estos bienes fueron vendidos  al arzobispo de Santiago de Compostela Juan García de Manrique, pasando después a ser propiedad de Fadrique Enríquez de Castro, conde de Trastamara y Duque de Arjona, quien los cedió como pago por derechos de dote, llegando tras varias generaciones a la familia de los Moscoso, quien más tarde fundaría, en la persona de Lope Sánchez de Ulloa y Moscoso, el condado de Altamira, título considerado Grande de España.

Durante la titularidad de los Moscoso, antes de pertenecer estos al condado de Altamira, el castillo de Vimianzo tuvo  un papel importante dentro de la historia gallega. En él estuvo cautivo Diego de Muros, obispo de Tuy, a manos de Pedro Álvarez de Sotomayor, conocido como Pedro Madruga, a causa de sus discrepancias sobre la influencia portuguesa en Galicia. Se dice que el obispo tuvo que pagar un rescate de setecientos mil reales de la época por su libertad.

En 1465, bajo la propiedad de Bernal Yáñez de Moscoso, el castillo sirvió de prisión durante dos años para el arzobispo de Santiago de Compostela, Alonso de Fonseca y Acevedo, al apoyar éste a su pariente Rodrigo Maldonado de Talavera en las disputas que se traía con Yáñez de Moscoso por asuntos entre Castilla y Galicia. Según cuenta la leyenda, durante esos dos años, el arzobispo estuvo encerrado en una jaula de oro. Durante ese tiempo su familia intentó pagar un rescate con dinero y bienes de la catedral de Santiago, lo que provocó mucho revuelo social causado por la propia familia Moscoso. El problema se solucionó con un destierro del arzobispo por un periodo de diez años. Para cumplir con la condena sin perder la familia Fonseca el arzobispado de Santiago, decidieron hacer un intercambio de Sedes con su tío Alonso de Fonseca y Ulloa, arzobispo de Sevilla, ocupando cada uno el sitio del otro. Tras cinco años su tío quiso volver a ocupar su puesto en Sevilla, a lo que el sobrino se negó por no haberse cumplido los diez años de destierro y no poder volver a su puesto en Santiago, recuperando el tío la posición por la fuerza. Alonso de Fonseca sobrino volvió a la catedral compostelana, a pesar del destierro y de la negativa social, forjándose popularmente el dicho de “quien se fue a Sevilla, perdió su silla”.
En 1467 tuvo lugar lo que se conoció como la Guerra Irmandiña, considerada como la mayor revuelta europea del siglo XV. Fue un movimiento social, que se dio en Galicia a causa del hambre, epidemias, opresión, abusos y demás problemas sociales a los que el pueblo se veía sometido por los señores feudales. Esta situación provocó un levantamiento popular contra la nobleza, incluido el asalto de sus fortalezas, provocando la huida de los nobles gallegos hacia Castilla y Portugal y la destrucción de sus propiedades, incluido el Castillo de Vimianzo.
La revuelta duró menos de dos años, gracias en parte a la reorganización de la nobleza y mayormente al apoyo de la corona de Castilla y Portugal, que, con la aportación de dinero y soldados profesionales, lograron aplastar rápidamente el movimiento.
En 1469, con la caída de los Irmandiños será Álvaro  de Fonseca, de nuevo arzobispo de Santiago, quien se apodere del castillo de Vimianzo, mandando su reconstrucción, pasando de nuevo la titularidad del castillo a manos de la iglesia.
En 1472 el castillo vuelve a la propiedad de la familia Moscoso, al recuperarlo por la fuerza de las armas, Lope Sánchez de Moscoso, primer conde de Altamira.
A finales del siglo XV los condes de Altamira, al igual que gran parte de la nobleza gallega, se trasladan a la corte de Castilla para estar más cerca de los reyes, quedando el castillo en manos de los denominados alcaides o meriños, contratados por los condes y que administraban sus propiedades, encargándose de hacerles llegar las rentas.
En 1833 se suprimen las jurisdicciones señoriales, dejando los condes de Altamira de recibir beneficios por el castillo, el cual será vendido en 1870 a Ramón Martelo Núñez, cuyo hijo, el poeta Evaristo Martelo Paumán, fue el sexto marqués de Almeiras por matrimonio.
El castillo, tras ser expropiado por el Gobierno de la República y devuelto por el régimen franquista a su heredera Dolores Martelo de la Maza, soltera y sin descendencia, fue cedido por ésta, ironías del destino, de nuevo al arzobispado de Santiago , quien en 1973 lo vendió a la Diputación Provincial de la Coruña.

Detalle del interior del castillo
                                          
En cuanto a su construcción, el edificio presenta planta de polígono irregular, adaptada al terreno, con cuatro poderosas torres rectangulares, tres defensivas y la Torre del Homenaje, a lo largo de una muralla que rodea el patio de armas. 

Torre del Homenaje

Esta muralla originalmente estaba en su totalidad coronada con almenas voladizas finalizadas en punta de diamante, aunque en la actualidad sólo se conservan las de la Torre del Homenaje y las de una pequeña parte de la muralla.

Almenas de la muralla y Torre del Homenaje

En su exterior podemos ver un profundo foso defensivo bordeando el perímetro de la fortaleza.

Llegando al portalón de entrada, a través de un puente de piedra sobre el foso, accedemos al patio de armas, desde donde podemos subir a las torres a través de una escaleras adosadas a los muros y pasear por el camino de ronda, observando las vistas de la zona. 

Portalón de entrada

Escaleras junto al  muro

Camino de ronda
El patio de armas también nos da acceso a visitar, entre otras, diversas salas que servían para albergar a la guardia y al servicio del castillo, la cocina, donde se conserva la lareira, el horno o la pila para el agua, todo de piedra y los diversos detalles del castillo.

Patio de Armas

Cocina

También es importante fijarse en los diversos escudos de armas tallados en la piedra que ornamentan las paredes de la fortaleza. Entre ellos podemos distinguir varios de los linajes que ocuparon el castillo, como los Moscoso, en el portalón de entrada, con su escudo con una cabeza de lobo orientada a la derecha con surcos de sangre, los Castro con relleno de roeles o los Lara representados por calderos, estos dos últimos ya de la época de la familia Martelo.

Blasón de la familia Castro

Actualmente, en el interior del castillo se encuentra instalado, desde 1991 el Museo del Encaje, así como el centro de interpretación de la Costa de la Muerte y se puede observar durante todo el año una exposición de artesanía en vivo, con trabajos, entre otros, de encaje, cestería, lino, cerámica, cantería, madera... realizados en el momento por distintos artistas de la zona.

Exposición de encaje

Encaje de bolillos

Trabajando el lino

Un castillo con muchas historia y con una visita gratuita muy interesante que no puedes dejar pasar si viajas por la zona.



Podéis ver más imágenes en: Fotos del Castillo de Vimianzo

Información actualizada del Castillo de Vimianzo: Oficina de turismo de Vimianzo


domingo, 5 de octubre de 2014

Castillo de Olivenza



Castillo situado en la localidad extremeña del mismo nombre, en la  provincia de Badajoz, con claras reminiscencias tanto españolas como portuguesas, debido a la alternancia histórica de la zona bajo ambos reinados.

En 1228 los templarios recuperan la taifa musulmana de Badajoz para el rey Alfonso IX de León. Como pago, el rey les cedió, entre otras concesiones, la aldea de Olivenza (Olive-entia), donde construyeron un templo a Santa María y un castillo, levantado sobre otro anterior de origen musulmán.

Posteriormente, dada su posición estratégica junto a la frontera de Portugal, el Rey Alfonso X desalojó a los Templarios, cediendo la plaza al Obispo de Badajoz.  Más tarde, en 1297, La Reina María de Molina, como tutora del Rey, aún menor de edad, Fernando IV de Castilla, la cede, al Rey Dinis de Portugal (Dionisio I), según firmaron ambos en el Tratado de Alcañices, por el cual los portugueses persistían en su apoyo al Infante Juan de Castilla que pretendía  el reino de su sobrino Fernando IV.

La aldea, que durante esta época  llegó a adquirir la categoría de villa, fue colonizada con portugueses y sometida a diversas reconstrucciones, incluido su castillo.

En 1657 se apoderó de ella para España el Duque de San Germán, pero un año después, por el Tratado de Lisboa, en el que se firmaría la paz definitiva entre ambos reinos, vuelve a manos lusas, volviendo a manos españolas en 1801 por el Tratado de Badajoz.

En 1811, durante la época napoleónica, fue tomada por los franceses, pasando posteriormente a ser reconquistada primero por los portugueses y después y definitivamente, por los españoles.

Con estas alternancias históricas en el dominio de la ciudad y las continuas modificaciones que se produjeron en su castillo para adecuarlo a cada una de las épocas vividas, no es de extrañar que en él se presenten valiosas muestras arquitectónicas y artísticas tanto civiles, como militares, como religiosas, de los estilos español y portugués.

En cuanto al castillo en sí, podemos decir que nos encontramos ante un castillo sobrio, amurallado con grandes muros, tanto por lo alto como por lo ancho de los mismos, sin almenas, con una Torre del Homenaje de una altura considerable respecto al resto de la construcción y con una zona amurallada de grandes dimensiones en forma de cuadrado.

Muralla y Torre del Homenaje

Empezaremos hablando de la muralla. Mandada construir por el Rey portugués D. Dinis a principios del siglo XIV con el fin de proteger tanto el castillo como la ciudad. Presenta forma cuadrada de lado desigual, cerrada por cuatro puertas escoltadas por dos torreones, una en cada cortina, la de Alconchel, la de Gracia o Espíritu Santo, la de San Sebastián y la de Los Ángeles, prácticamente tapada con la posterior construcción del palacio de los Duques de Cadaval y de la que hoy solo queda el arco.

Muralla y puerta de Alconchel

La construcción está formada por muros muy gruesos y altos, de unos tres metros de ancho por doce de altura, de mampostería, es decir, sin ningún tipo de argamasa o mortero para unir sus piedras, con grandes torres de paredes ciegas en su recorrido. Al igual que el resto del castillo no presenta almenas, realizándose la defensa desde matacanes en sus torres.

Muralla exterior y torres

Con el tiempo y debido al progresivo desarrollo de la ciudad, las murallas del castillo se fueron quedando pequeñas, lo que llevó a la construcción de una segunda, una tercera y hasta una cuarta muralla defensiva, conservándose ésta última, donde podemos admirar el sistema abaluartado de su construcción, con apenas restos de la segunda y tercera muralla.

Parte de la cuarta muralla de la ciudad

Respecto a las puertas de la ciudad, podemos destacar la puerta de Alconchel, con un arco de medio punto abovedado y rematada a cada lado con un torreón circular.


Puerta de Alconchel

La puerta de los Ángeles, como hemos dicho integrada en la construcción posterior del palacio de los Duques de Cadabal, también de medio punto y rematada por un frontón.

Puerta de los Ángeles

La puerta de San Sebastián es el acceso más próximo a la Torre del Homenaje. También con un arco de medio punto.

Puerta de San Sabastián

De la cuarta puerta, la de Gracia o Espíritu Santo, no existen restos.

Por su belleza y estado de conservación vamos a destacar también la puerta del Calvario, en la cuarta muralla exterior de la ciudad.

Puerta del Calvario

Respecto a la Torre del Homenaje podemos decir que fue mandada construir por el Rey Juan II de Portugal en 1488, siendo en su día con sus cuarenta metros de altura por dieciocho de lado, la más alta de Portugal.

Torre del Homenaje y plaza interior del castillo

La torre tiene tres pisos a los que se accede a través de diecisiete rampas en espiral con cubiertas de bóveda. Construido así para poder acceder a los pisos superiores con caballos y animales de carga, para un mejor abastecimiento de las plantas superiores, dada su finalidad militar.

Interior de la Torre del Homenaje

En cuanto a su estructura exterior podemos decir que presenta una construcción tan recia como las murallas. De mampostería  en piedra, alternándose en algunas partes del edificio con el ladrillo, reflejando su origen árabe. En su enorme construcción podemos observar pequeñas saeteras para disparar flechas, así como matacanes en su parte superior.

Torre del Homenaje

En cuanto a su decoración interior cabe destacar la última planta por su decoración con capiteles y sus ornamentos arquitectónicos.

Como apoyo defensivo, los portugueses construyeron atalayas de vigilancia, con contacto visual desde el castillo, para avisar rápidamente de los ataques castellanos.

Cabe destacar también que exteriormente a las muralla existía un foso inundable del que se conserva, en el lado norte, una pequeña muestra descubierta en el año 1988 a consecuencia de unas obras.

Foso

Como curiosidades de este castillo, a parte de la mencionada pertenencia la corona portuguesa y española de forma alternativa, podemos decir que sirvió de cárcel hasta 1975 o que, actualmente, en sus instalaciones alberga el Museo Etnográfico Municipal, con una colección de más de 7000 piezas que ayudan a comprender la evolución de la población de Olivenza desde mediados del siglo XIX.

Museo Etnográfico en la Torre del Homenaje

Cabe destacar también que, entre otros edificios importantes para Olivenza, dentro del recinto amurallado del castillo, se encuentra la iglesia de Santa María del Castillo, de finales del siglo XVI, en cuyo interior podemos visitar, junto con otras muchas riquezas culturales, un retablo con el Árbol de Jessé, árbol genealógico de la Virgen María, que con sus 10´29 m. es el más grande del mundo.

Árbol de Jessé

También hay que mencionar, como curiosidad, que la actual frontera de Olivenza es española pues así fue estipulado en 1801 en el Tratado de Badajoz, que ponía fin a la que se denominó Guerra de las Naranjas y que subsiste como fundamento jurídico de la soberanía española sobre la población. Dado que la frontera estipulada mediante un tratado sólo puede ser alterada por otro tratado de igual naturaleza, Olivenza es, por el momento, puramente española, aunque en sus calles, su cultura y en el sentir de sus habitantes, conviven la tradición española con el espíritu portugués.



Podéis ver más imágenes en: Fotos del Castillo de Olivenza

Página oficial del Ayuntamiento de Olivenza: Ayuntamiento de Olivenza


lunes, 7 de julio de 2014

Castillo de Torrelobatón


Castillo de Torrelobatón

Castillo de planta cuadrada situado en la localidad de Torrelobatón, Valladolid, presidiendo el valle del rio Hornija. Es también conocido como el Castillo de los Comuneros por el hecho más importante que ocurrió en él durante su historia. Su construcción podemos enmarcarla dentro de lo que se conoce como la Escuela de Valladolid, estilo al que pertenecen muchos de los castillos de la zona, como el de Tiedra, Montealegre o Fuensaldaña entre otros, aunque éste de Torrelobatón podemos decir que es de los mejores conservados de la provincia.

Vista exterior del castillo

Su construcción podemos decir que se remonta al siglo XIII cuando El Rey Juan II concedió permiso al que posteriormente fuera Primer Almirante de Castilla D. Alonso Enríquez de Castilla, quien había comprado la villa de Torrelobatón años antes, con la finalidad de vigilar el valle del Hornija. Durante esta época se construyó una primera fortificación, pero es en el siglo XV cuando el heredero de los Enríquez y Segundo Almirante de Castilla, D. Fadrique Enríquez de Mendoza,  tras haber sido despojado de la villa por Juan II y posteriormente perdonado y devuelto a sus posesiones por Enrique IV, decide levantar sobre las ruinas de esa antigua fortificación un castillo más señorial, siendo el resultado el actual castillo de la localidad.

Vista aérea

Las obras de construcción se cree que estuvieron dirigidas por D Juan Gómez Díaz de Isla, también conocido por D. Juan Gómez de Burgos debido a su lugar de formación, que es el arquitecto más antiguo de Valladolid del que se tienen noticias y al que se le atribuyen la construcción de varios castillos de la zona, como el de Peñafiel o el de Fuensaldaña, e incluso la construcción de la catedral de Palencia.

Este castillo es característico de, como ya hemos dicho, los castillos señoriales de la Escuela de Valladolid, presentando unas dimensiones no exageradamente grandes pero con un edificio sobrio y compacto, construido sobre una planta cuadrada con torres circulares en tres de sus esquinas y una torre del homenaje en la cuarta, de dimensiones desproporcionadas, sobre todo en altura, respecto al resto del recinto.

Vista aérea

Las torres circulares de las esquinas estaban unidas entre sí por un paso sobre el propio adarve. Cada una de ellas tiene una altura de 20 metros y capacidad para 10 soldados y están huecas por dentro, de forma que en su centro se presenta un agujero de considerables dimensiones que permitía a los soldados empujar a los enemigos hacia abajo en caso de que llegasen a entrar por el parte superior del adarve y evitar la subida en caso de que penetrasen por la parte inferior.

Torre circular

Paso entre torres













El cuarto vértice del castillo está ocupado por la Torre del Homenaje, de forma cuadrada de unos 20 metros de lado y con una altura de unos 40 metros. La mitad superior de esta torre cuenta con ocho torreones circulares, cuatro en cada uno de los vértices y cuatro, más pequeños, en la parte central de la pared, entre cada dos vértices, compartiendo todos ellos la función decorativa junto con el propósito defensivo, pues servían también como garitas de vigilancia y defensa.


Detalles de la Torre del Homenaje



La Torre del Homenaje era la parte del castillo destinada a residencia de los señores y albergaba las instancias principales de la fortaleza. Consta de tres pisos a los cuales se accede a través de una escalera de 143 peldaños que atraviesa en su recorrido varios arcos preparados para encajar puertas defensivas en caso de asalto.

Escalera en la Torre del Homenaje

La puerta de entrada a la Torre está situada en el interior del patio de armas, aunque originalmente tenía el acceso a través de una antigua puerta situada a mitad de altura de la Torre, a la que se accedía desde el adarve por un puente colgante.

Lo más interesante del interior de las salas son las bóvedas que hay en cada uno de los pisos. En el piso inferior encontramos una bóveda de cañón apuntado y podemos ver en su parte inferior restos de la fortaleza original, construida por el Primer Almirante de Castilla, sobre la que se edificó el castillo. En el segundo piso podemos ver una bóveda de crucería y en el tercer piso podemos destacar una gran sala, también abovedada, que probablemente estuviera dividida en dos.

Respecto a la parte exterior de la Torre del Homenaje, cabe destacar la presencia de distintos escudos familiares, presidiendo el de los Enríquez, Almirantes de Castilla, colocado en época de Don Fadrique con autorización del Rey Juan II. También aparecen, de épocas posteriores, los de Juana de Mendoza, Diego Fernández Quiñones y María de Toledo.

A principios del siglo XVIII Felipe V eliminó el título de Alminrante de Castilla por otra deslealtad con la corona, pasando Torrelobatón y su castillo a estar cedido a la Casa de Alba hasta mediados del siglo XIX, cuando se suprimieron definitivamente los Señoríos. A mediados del siglo XX el estado cedió el castillo, como otros muchos, al Servicio Nacional del Trigo del Ministerio de Agricultura, sirviendo como almacén de cereal hasta finales del mismo. Durante esta época se adaptaron parte de las instalaciones, sobre todo las que rodean la plaza de armas, para tal fin, dándole al interior el aspecto que podemos ver hoy en día.

Construcciones para el grano en el Patio de Armas

Actualmente en el interior del castillo, más concretamente en la Torre del Homenaje, se encuentra situado el Centro de Interpretación del Movimiento Comunero, tan importante en la historia de este castillo, pues fue el escenario de la principal victoria del ejercito comunero, capitaneado por Juan Bravo, Juan de Padilla y Francisco de Maldonado, que, en Febrero de 1521, sitiaron durante ocho días en la propia Torre del Homenaje a las tropas de Carlos I, derrotándolas posteriormente y haciéndose con el castillo. De aquí partieron el 23 de Abril del mismo año a combatir a Toro, pero fueron interceptados, detenidos y ajusticiados por las tropas del Rey en la localidad de Villalar, lo que se pudo considerar como el final del movimiento.

Exposición en el interior del castillo

Cabe destacar también, como curiosidad en la historia de este castillo que, en 1961, fue escogido por Hollywood como escenario en la película "El Cid", con Charlton Heston y Sofía Loren, con la participaron 350 vecinos de la población como extras y donde la majestuosidad de los muros del castillo se ve reflejada en varias escenas de la película.

Charlton Heston a caballo en El Cid
Charlton Heston a caballo en El Cid

Típico castillo castellano en muy buen estado de conservación. Merece la pena una vista. El día 23 de Abril se celebra una fiesta local conmemorando el movimiento Comunero y se realizan muchos actos en torno del castillo. Es una buena fecha para vivir una experiencia medieval en su entorno y realizar la visita del castillo. Disfrutadlo.



Podéis ver más imágenes en: Fotos del Castillo de Torrelobatón

Página Oficial del Ayuntamiento de Torrelobatón: Ayuntamiento de Torrelobatón